SANTO DOMINGO, República Dominicana.- En los primeros 15 días del año, dos mujeres han muerto a manos de sus parejas. El pasado años, los feminicidios dejaron una estela de sangre, plantearon un sin número de interrogantes sobre la problemática que no hemos logrado dominar como país y obligaron a las autoridades a nuevamente lanzar otras estrategias para disminuir estas muertes que a su vez dejan huellas imborrables para los huérfanos que viven con el dolor de perder a sus madres, y en algunos casos a sus padres, en un mismo día.
¿Qué pasa por la mente de un hombre capaz de matar a quien supuestamente ama?
¿Cómo justifican una acción tan sangrienta?
Esta noche los llevamos a tres centros penitenciarios del país, en San Francisco, San Pedro y Nayajo, donde siete hombres nos hablan, de cómo y porque ocurrieron los hechos, hombres que con frecuencia minimizan el crimen, algo que expertos en la materia dicen es común.
En la tragedia auspiciada por la violencia machista, los más olvidados son los hijos, a quienes la repentina pérdida les deja profundas huellas de dolor. Expertos en la materia dicen que muchos se mantienen apegados a la figura agresora como una forma de protegerse, otros, en cambio, desarrollan un patrón de rechazo hacia el feminicida, que se convierte en el símbolo de la herida, del sufrimiento, una figura con la cual no quieren ponerse en contacto, lo que por supuesto debe ser enfrentado con terapia oportuna para evitar que, a la desgracia de perder una madre, se sume la falta de herramientas para hacerle frente al duelo.
Deja un comentario