SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Los accidentes y riesgos de trabajo forman parte de los imprevistos de toda actividad laboral.
Sin embargo, cuando las desgracias llegan por la falta de protección que deben brindar los empleadores a sus asalariados, tal y como indican las leyes, esto provoca indignación en la población, y la situación empeora si estamos hablando de empresas del Estado.
Es precisamente lo que ocurrió con el caso de 28 obreros intoxicados en un túnel del complejo hidroeléctrico Tavera-Bao, en Sabana Iglesia, de los cuales murieron tres y otros, dos semanas después, todavía no han sido dados de alta, todo por trabajar en lo que algunos califican como el túnel de la muerte.
La más cara aspiración sería que la dolorosa experiencia de Sabana Iglesia no se repita, acogiéndose las empresas e instituciones que realizan trabajos de alto riesgo, a brindarles a sus obreros la protección que exigen las leyes y las normativas laborales.
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