SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Los primeros merengues que bailé en mi vida durante mi adolescencia fueron los de Johnny Ventura.
Nunca imaginé que tendría la dicha de conocerle, de convertirme en su amiga, de disfrutar de este caballero, con una sensibilidad extraordinaria y una sonrisa inigualable. Aquí este último adiós Johnny.
Que difícil decirte adiós amigo, pero que reconocimiento a tu grandeza. Miles se lanzaron a las calles a despedirte. Sembraste y ahora desde lejos cosechas los frutos del legado que has dejado. Un honor haberte conocido y haber sentido tu cariño y respeto.
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